Black Friday

Vaya día…, para no salir.  Es el perfecto viernes negro para ver una peli de mal de amores que te hacen llorar, de estas que ves con kleenex, chocolate caliente, patatas fritas, magdalenas, pipas, coca-cola, manta, y lo que te pida el cuerpo, porque para eso estás en casa, para hacer lo que te da la gana.  Como encima hoy es Black Friday, si tienes que ir a trabajar, te pillas un moscoso y en paz, te quedas.  Total, visto lo visto, se podría decir que casi no es robar…

Red Friday, Merry Friday, Shopping Friday, Happy Friday, mejor que Black Friday que tiene connotaciones tristes, fúnebres, apagadas, oscuras, no motivan a la compra y, si hace un tiempo de perros como es el caso, peor.

Ocurre lo mismo con Grooming, me pregunto a quién se le ocurrió poner de moda la palabra Grooming a los temas relacionados con la cosmética masculina.  Es como súper cool hablar de Grooming, significa que estás puesto, a la última, entiendes de belleza y tal, pero ¿qué significa grooming?  Es muy fuerte, es repulsivo, es para que las revistas masculinas de moda y lifestyle se lo replanteen y valoren si realmente mola escribir la palabra grooming en sus páginas, ya sean de papel o virtuales, y encima lo relacionen con la belleza.  Hasta a mi me está dando repelús escribir tantas veces la palabra G en mi blog…

Prefiero Black Friday que G______G.

Aquí de lo que se trata es de vender y ya no saben cómo hacerlo, a parte de inventar vocablos en cualquier idioma para que suenen más fashion, días como hoy, las colecciones se anticipan más, en julio ya tienes los cuellos vueltos de mohair y las botas de caña alta, en enero los trikinis y shorts lucen en stockmans, descuentos, promociones, rebajas anticipadas, ventas privadas, 2×1, 3×2, úsalo toda la temporada y, si no te gusta, te devolvemos el dinero, etc.  Lo que sea necesario, pero ¡COMPRA, LLÉVATE ALGO, POR FAVORRRRR!!!!

Es una pena porque cuando realmente quieres un abrigo ya sólo hay gabardinas veraniegas y el salir de compras se ha desvirtuado.  Ya no sales de compras naturalmente, estás pendiente de las promociones, porque ya que estás dispuesto a gastar, no vayas a hacer el canelo y compres por 180€ lo que va a costar 150€  tres días después.  Ese día que hay alguna ofertilla de estas nuevas te va fatal ir a comprarte los botines, pero ya te las arreglarás…

Uuuuffff… ¿hasta dónde llegaremos?

Me ha leído mi editor y no me aconseja publicar, no le gusta lo que he escrito y dice que no tiene el estilo de siempre, ¿me estaré contaminando de alguna manera?  ¿estoy en Black Friday mood?

El runnerismo en estado puro

Empieza el año, aunque no sea enero.  Es hora de volver a las rutinas y al orden.  Resulta que como yo me estreno con esto de la rentrée escolar, he querido empezar con una agenda nueva y no he podido porque no he encontrado una que empiece en septiembre.  A parte de la del teléfono, siempre me gusta tener una de papel, anoto otras cosas que surgen y quedan como recuerdos del pasado.  Antes sólo me gustaban las de Moleskine u Ordning & Reda, me costaban un ojo de la cara, pero realmente eran bonitas y buenas.  Las baratas eran horrorosas – ya sabes que las cosas feas me espantan-.  Ahora el low cost llega a la papelería haciendo posible que todo el mundo que quiera pueda llevar una agenda monísima y de calidad, en contra de los gurús de las nuevas tecnologías, que auguraban pronta muerte al papel.  Los holandeses Hema y los daneses Sostrene Grene no sólo tienen todo tipo de artículos de papelería ideales a un precio más que ideal, sino que tienen de todo para todo en casa.  Una especie de Tiger mejoradísimo.

Siguiendo con el orden, me dispongo a retomar el ejercicio físico.  Ni mancuernas ni elípticas son santo de mi devoción, como tampoco lo son los deportes individuales.  Barajo la posibilidad del pádel, el baile o alguna clase entretenida.  Yo lo tengo claro, pero lo de correr me acecha.  Todo el mundo corre, las calles están atestadas de corredores, cada vez hay más carreras y carrerinchis populares.  Dicen que correr está de moda porque es barato, es un deporte completo y estamos en crisis.  ¡La crisis del footing!  Yo detesto correr, me da flato, en invierno se me congela el cerebro y en verano me mareo.  No pienso correr, no lo he hecho nunca y no lo voy a hacer ahora.  Tengo fotos de muy pequeña animando a mi padre en maratones, mi hermano corre, mi marido corre, mi perra corre y mi hija es una corredora en potencia.  Yo no corro, lo digo ya.

Realmente voy a tirar por alguna clase que me entretenga y despeje la mente mientras copio al profe, desfogo, sudo (me encanta sudar porque creo que quemo más y realmente me estoy esforzando) y me voy tonificando.  Ponerme unos leggins y una camiseta, de estas de publicidad o la típica que te traen del Hard Rock Cafe de Kazakhstan que te va 7 tallas grande y al lío.   Lo del Quechuismo quiero y no puedo no me va, alguna cosa básica si, pero no el típico outfit flúor con el Kalenji en todo el medio, me MATA, honestly.  Prefiero el look austero de toda la vida.  Igual que confieso ser una tacaña en la vestimenta chandalera, para las zapatillas no lo soy, lo reconozco.  Me las gasto.

Volviendo al running, como me ha estado presionando todo el mundo con lo de correr, me he  estado fijando en los corredores.  Me permito la siguiente clasificación:

Los Kalenjis – Los que están empezando, son conservadores y se gastan 2 duros en equiparse.  Pero se lo pillan todo, hasta el botellón que va a la cintura por si se deshidratan durante los 10 minutos que corren. *** Te recomiendo que clickes en botellón si te quieres reír un rato 😉 ***

Los Fashionistas – También son novatos, probablemente no han hecho deporte en su vida, pero es una tendencia a seguir y las marcas de moda – no las deportivas – lanzan sus colecciones para hacer ejercicio y/o artículos para el deporte.  Icónica es la que va con el chandal de Chanel o short de H&M con top de Oysho o camiseta de The Hip Tee, gafas polarizadas, New Balance y reloj digital.  Suelen ser ellas y son las anti runners.

Los runners – Los que llevan corriendo el tiempo suficiente – o de siempre –  para saber que les gusta y le ven futuro, aunque la lesión les atormente constantemente la mente.  Desembolsan dinero en una buena equipación.  Generalmente, los que ya empiezan a tomárselo en serio tiran de las marcas más conocidas, tipo Nike, Adidas, Asics, pero a medida que se van metiendo más en el mundillo, se profesionalizan permitiéndose pijadas tipo Gore, Diadora, Brooks y cargándose de accesorios como son las pantorrilleras/musleras compresoras, mochilas, gps, etc.

Además, decir otra cosa, correr no es tan barato.  Si corres de verdad, no sólo se corre, hay que ejercitar todo el cuerpo y suele ser necesario un gimnasio y, en ocasiones, también un fisio.

 Os deseo una feliz vuelta al cole, trabajo o rutina.

Me pasaré por la Escuela de Danza de Victor Ullate o por Karen Taft a ver si me apunto a algo, me compro unos calentadores y me quedo como esta…

Ángel

¿Quién no tiene un ángel o un secreto o un miedo o todo al mismo tiempo?

De un polvo vino y en polvo se convirtió.  ¿Dónde acabará ese polvo?  Todavía no lo se, de momento está dando vueltas…

Quiero escribir, pero me doy cuenta que tampoco tengo tanto que decir, le quería mucho, pero yo sólo he sido un testigo de la amistad que había entre ellos.  Una amistad que destilaba amor, confianza y diversión.  Como mera espectadora, sólo puedo dar mi opinión y dedicarle unas letras que, según yo, eché de menos en su momento, palabras y recuerdos que me venían a la cabeza y me hacían sonreír mientras se me escapaban las lágrimas en un evento frío e impersonal.  Cálido y hospitalario, se merecía un adiós caluroso rebosante de amor.

Un ángel divertido, generoso, cariñoso, listo, caprichoso.

Un ángel que montaba números si no le gustaba la comida y se quejaba de beber tinta china cuando le servían un mal vino.  Si comías con él, estabas obligado a darle a probar y arriesgarte a hacer frente a su poder de seducción para cambiarte el plato.  Siempre le gustaba más lo que se comía el del al lado que lo que él mismo elegía.  El chocolate y lo dulce le pirraban y robar de los platos ajenos todavía más.

Un ángel bon vivant que disfrutaba y entendía de arte.  Recorría ferias, exposiciones y galerías buscando antigüedades, cuadros, bastones y figuritas porno que ampliaban su curiosa y magnífica colección.  Su propia casa era como un museo.  Paredes surrealistas, forradas por tapices, óleos figurativos o grabados abstractos, bastones letales rematados por cráneos de ámbar con punzante filo interior, penes de marfil, senos lacados, diferentes versiones del kamasutra y cajitas que escondían tesoros.

Un ángel presumido que cuidaba su imagen igual de meticulosamente que operaba. Vestía prendas originales, se atrevía con el color, no dejaba detalles al azar e iba siempre tocado de sombrero.  Atraía las miradas con sus gafas multicolores que cambiaba sin cesar.  Fumón hasta las trancas, sentía debilidad por los mecheros tanto de cigarillo como de puro.  No hacía ascos a una calada.

Un ángel genial, al que le pudo su miedo y le llevo por el camino de la perdición.

 

Estilismo veraniego

Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo.  Ha llegado el temido momento del destape.  Menos mal que Rafa Nadal es súper campeón de los campeones y le visten con un poco más de gusto, porque el desfile callejero de hombres en tirantes y piratas, me horroriza, espero que amaine este año.

Entre los looks charnegos y la exhibición de carnes blancas y rollizas, confieso que tengo pánico.  La sensibilidad de lo bello y elegante es un don que no todo el mundo posee y debería democratizarse urgentemente para evitar que los meses estivales, sobre todo junio, se conviertan en la época del año donde más feos y feas se vean por la calle.  La cantidad de gente que veo mal vestida y completamente desfavorecida por la calle se duplica en verano.  Si, te lo prometo.  Al fin y al cabo, cuando hace frío no queda más remedio que taparse todo, sea bueno o malo.   Cuando te quitas el sayo, la gente se lo quita, tal cual y se queda tan fresca.  Pues mira, no, lo siento.  El sayo se quita con misura y con gracia.  No me vale ver pasear cuerpos semidesnudos que me hagan daño a la vista.  Voy a ser muy tajante en cuatro cosas que no considero aptas y no permitiría jamás en las ciudades , únicamente les doy una pequeña licencia en piscinas, playas, campos, gimnasios y polideportivos: shorts à ras- la- touffe,  chancletas de goma, chándales y musculosas.

No hablo de gordos, hablo de estética veraniega.

Yo no tengo nada en contra de los gordos, cada cual es libre de comer y pesar lo que estime.  Los gordos, son sólo gordos, no tienen porque ser ni gilipollas, ni feos o tienen que tener mal gusto a la hora de arreglarse.  Es cierto que a veces lo tienen más difícil, no hay muchos establecimientos con ropa bonita y tallas grandes.  ¿Porqué le ponen chorreras a las camisetas y no las dejan básicas, por ejemplo? Una gran mente pensante que yo conozco contestó:» ¿será para que se fijen en las chorreras y no en lo gorda que está la persona?».  Pues si ese es el mismo razonamiento que usan los diseñadores de moda para tallas grandes, menudo percal…  Menos mal, que, poco a poco, van surgiendo marcas con gusto que permiten a las más gordis ir a la moda, con clase y mucho estilo.  COS me encanta por su austeridad sin adornos innecesarios, perfecto para encontrar atuendos más arreglados.  Violeta by Mango es más barato y tiene un poco de todo.  Para básicos, H&M no está mal del todo.  ¿A qué espera Inditex para una marca de tallas grandes?  Una tarde por estas tiendas que tienen desde la talla XS hasta la XXXL y cualquier gordita con un poco de gusto, sale vestida para todo el verano IDEAL de la muerte.

Lo mejor que tiene el verano son las terrazas, así que a disfrutar todos de la noche, bien vestidos por supuesto, copa en mano, buena tertulia y excelente música.

Os dejo con una de mis gorditas preferidas, siempre niquelada y con una letras que me rinden.  Esta, en cuestión, me hace llorar y ahora, que estoy más sensible, más. La classe.

 

Empitonado de amor – parte 2

Las pezoneras de plata…  ¡divino artilugio!  Busqué las copas de lactancia de las que me habló mi amiga por todas partes y nada, me costó dar con ellas porque aquí en España no las conocía ni el tato.  Finalmente me las enviaron desde Italia y pude completar mi to-do-list de futura madre.

Con la vorágine que se te viene encima con la llegada del bebé, la verdad es que las pezoneras se me olvidaron, hasta que volvieron a mi mente cuando empecé a notar molestias al alimentar a mi bebé.  Las probé antes de ponerme cremas y lociones que me repulsaban un poco tanto por su textura como por enfangar el ‘plato’ principal de mi hija.  Mano de santo.  Me puse las copas de lactancia y al día siguiente todo volvió a su ser y desaparecieron los dolores.

No sólo sirvieron para curarme y facilitarme lo que más deseaba en el mundo, sino que me ayudaron con el after baby

Es inevitable que te miren de reojo cuando llevas puestas las pezoneras, aunque las lleves por dentro, te tapes y no se vean, cuando asoman, parece que vas encorsetada en una faja de Gaultier que tan de moda puso la indiscutible reina del pop, Madonna y no las imitadoras que se prodigan.  Resulta que estas pezoneras también cicatrizan las heridas y/o fisuras de pareja, increíble ¿no???  A parte de las movidas post baby que surgen – todo el mundo las padece y el que diga que no, miente – los momentos íntimos, se quedan un poco tocados.  Hay varios motivos, nunca encuentras el momento, siempre estás pendiente del bebé, el cansancio, etc.  También está la libido de la mujer, o lo que es peor, el desinterés del hombre.  En cualquiera de los casos, esto no puede ser, se tiene que solucionar y reactivar la lambada del hogar.  El bebé es motivo de alegría, hay que animarse y darle salsa al nuevo miembro con buen rollo, risas y complicidad de los padres.

De todos es sabido que por el estómago se conquista a un hombre, pero cuando se trata de reconquista, la de tu marido, que ya te tiene más vista que el tebeo, pues es más fácil si lo haces, ejem, más directamente, ya me entiendes, atacando al núcleo.  Siempre he defendido que es mucho más sexy insinuar que mostrar, así que ataviada con las copas de lactancia, un pase por aquí y otro pase por allá, la vista se centra en ti y la fogosidad vuelve a rebullir en un pispás.  Voilà!  Déjate el sombrero puesto 😉

Por eso ¡las copas de lactancia de plata son el accesorio imprescindible de cualquier futura mamá!!!!!

 

 

 

La ordinariez está servida

La canción del Mundial Brasil 2014 debería ser ‘Bailando’ de Enrique Iglesias.  Para eso ganamos nosotros la última, ¿no?  ¿Habéis visto el vídeo? Seguro que no y tampoco vais a verlo, aunque os lo ponga AQUÍ:

A mi Enrique Iglesias no me mata, creo que lo aborrecí con su hit ‘Experiencia religiosa’.  ¡Dios! vaya tema, temita…  Además me recuerda físicamente a un noviete que tuve que, bueno, pues también fue una experiencia religiosa.  No critico, de hecho le guardo buen recuerdo y le tengo cariño.  Si, era muy guapo, ya lo seeeeee, pero no cuajó.  Hablando de guapos, aprovecho para deciros que mi Enrique, se parece a Brad Pitt.  Me van más los rubitos de ojos azules con cara de bruto que los morenos typical Spanish, por muy buenos que estén como mi hermano, que no está nada mal y está en mercado 😉 (me estoy jugando una bronca familiar de las que truenan).  Gracias a mi queridíssisisisiimo hermano, le estoy dando una oportunidad a Enrique Iglesias.  Igual que os digo que es guapo, tiene un gusto musical un pelín machacón que dista bastante del mío, pero me descubre canciones que me gustan, no se si es porque le gustan a él y de rebote, por el profundo amor que siento por él, me acaban gustando a mi o porque son buenas…  Creo que es porque le adoro, porque que me guste a mi la de ‘Quiero Rayos de sol tumbados en la arena’…  ¡No puede ser!!!!

Ya no queda nada para el Mundial de fútbol, qué bien, Brad, todo el día viendo la tele, invitando a los muchachos a ver partidos en la terraza de casa y bebiendo Mahous y yo, mientras, a lo mío.  Los muchachos son sus amigos del cole, una pandilla curiosa y variopinta con la que yo me lo paso pipa.  Además han sabido juntarse y/o casarse con contrapartidas de las que merecen la pena.  Y, cosas de la vida, todos hemos puesto en marcha el proceso de reproducción al mismo tiempo, luego la segunda generación está asegurada y con 1-2 años de diferencia como máximo.  Con lo que han sido nuestras bodas, no quiero ni pensar en lo que pueden ser las bodas de nuestros hijos…  ¡OMG!!!!!

Volviendo al tema de la canción del post, quería comentar que, pese a no ser santo de mi devoción, me gusta el vídeo y la canción del pequeño Iglesias.  La mezcla latina con las flamencas, los balones de fútbol y los ñetas rapeando me gusta, le va al pego al Mundial, de forma sutil y disimulada y me parece hasta elegante.  En el fondo se nota que Enrique es un niño de cuna bien, aunque ahora se codee con Pitbull & Co., mantiene un poco su imagen polite, que con tanto esmero le debió inculcar mamá.

Tengo que asumir que lo que a mi me gusta no es lo que le gusta al resto, de hecho en la variedad está el gusto, pero me parece que en esto que voy a decir ahora, no tengo tantos detractores…   ‘We are One’ es la canción del Mundial 2014 y no la de Enrique.  Ya está.  No hay más que hablar. Pero,  ¿porqué?  El ‘Jenny….¡dale!’ que vocea Pitbull para dar paso a la reina del pop latino es venta segura.  Vale, si, además, la enfundas en un mini look mallero, la pones a menear el culamen como ella bien sabe y la rodeas de macizas caoba tocadas de carnaval que corean y acompañan el movimiento, el éxito está asegurado.  Ok, además tiene estribillo corto y facilón.  Oléeeee Oláaaaaa.  ¿Seguro?  No se… Igual sí, pero me parece que a los basileiros, como a mi, no les ha molado tanto…

Para el próximo Mundial de fútbol, que se pongan en contacto conmigo antes de elegir tema, ja!

 

 

La luciérnaga engalanada con pajarita para visitar Kobold

Bueno, resulta que Solange es mucho más guapa, tiene mejor tipo , es más fina y canta mejor que su hermana Beyon, pero claro, no está casada con Jay-Z….  Es lo que tiene el power con influencias.  No sólo eso, además es la inspiración de mi anuncio preferido del 2014: ‘Juega con el sol’ de Multiópticas.  Voy a hacer una confesión, me encantaría llevar gafas, pero no las necesito todavía, tengo vista aguileña, aún así las he llevado con cristales sin graduar 😉

Revisando ambos vídeos, tengo varias cosas que decir y que contar.

Para empezar, me gusta mucho más lo que transmiten mis vídeos que los de las paellas y fiestas en la playa de los anuncios de la cerveza que tanto gustan a la gente.  Me da mejor rollo, me identifica, me hace sonreír y mover los pies.  Además, yo ya estoy en otro rollo que no es el del ligoteo desenfrenado veraniego, sino el de niños comiendo gusanitos y haciéndose ahogadillas en la piscina, o, si cabe, en el de gente madurita, con mochilas a la espalda que buscan y/o anhelan una segunda oportunidad para rehacer su vida en pareja.  Total, que esto es un mensaje para los creativos del anuncio de la cerveza, que nos tengan en cuenta al target cuarentón (yo todavía no he llegado, poco me queda…).  Niños, carnes serranas, forrabolas, cebras cojas, etc.  Las monadas con cuerpazos en la veintena, lo tienen ‘chupao’.

Repasado el tema del anuncio, que ya sabéis que a mi me gustan mucho, descubriros una calle madrileña, que viene al hilo del vídeo de Solange (casi nadie ve mis vídeos, pero si lo hacéis, os daréis cuenta): C/ Rodríguez San Pedro de Madrid.  Es pequeña, curiosa y a tener en cuenta.  Pese a estar en una zona un poco envejecida de vecindario, empieza a rejuvenecerse, a ser muy cool y atrae a modernos que visten a la última y comen bocatas de jamón con champagne.  ¿Qué tiene esta calle corta y desconocida?  Bueno, pues desde negocios típicos de barrio (tintorería, panadería, etc.) hasta la sastrería con tejidos más arriesgados y de costura impecable, el herbolario más selecto de la capital y la juguetería más dulce y amorosa de la zona. Los 3 en la misma acera, la par.

El 91 es fruto de la unión de la hija de un sastre con un economista soñador y creativo.  Juntos actualizan el look de hombres que gustan de ir elegantes sin pasar desapercibidos.  Exquisitos trajes a medida, semi medida, esmoquins, chaqués, camisas e infinidad de accesorios únicos avalan esta joven sastrería con un oficio añejo que no pasa de moda.  Pregunta por Paul.

Unos pasos más y llegamos a Kobold, un herbolario cálido y acogedor con un anfitrión exquisitamente educado, formado y que sabe de todo.  No sólo tienes ‘hierbas’, no, aquí encuentras curiosidades culinarias que dejan epatado a cualquier invitado que cene en tu casa (el paté de alcachofa es delicioso y muy adictivo), por no hablar del surtido de cremas y accesorios para la mujer que ofrece.  Las chuches, chocolates y galletas sin azúcar (aunque ni se nota) son una perdición para pequeños y adultos golosos.  Pregunta por Fernando.

Terminamos la calle con La Luciérnaga, el rincón que hace soñar a los enanos, libre de plásticos y alejado de personajes públicos infantiles (Peppa Pig & Co.).  Un oasis de diversión y creatividad que amplifica los 5 sentidos de los niños: texturas agradables, olores delicados, formas diferentes, sonidos acompasados y aperitivos dispares para amenizar la lectura en el edén de los libros de la parte superior de la tienda.  Pregunta por Lucía.

Empitonado de amor – parte 1

Dos años después, me he reconectado a mi súper blog para poder dejar un comentario en el MEGA blog de LuciaBe y me he encontrado con esto en el draft, ¿casualidad?  Ya que está, lo publico, viene al caso y además, habrá parte II.

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Llevo ausente desde el segundo trimestre el año.  Se me fue la imaginación, se me secaron las ideas, muda de letras.  ¿Porqué?  No lo se exactamente, pero creo que fue mi cambio hormonal.  He sido madre, sigo con las hormonas alteradas, pero estoy volviendo a mi ser.  No voy a escribir sobre el embarazo, ni el parto, ni de lo mona y superdotada que es mi hija ni nada de eso.  Los que son padres, saben de que va todo esto, lo que se siente y el gran cambio que significa en la vida de uno y, los que no son padres, pasan de estos rollos patateros, no es un tema de interés, ya lo sabrán y experimentarán de primera mano cuando les toque.

Todo lo ‘ñoño’ está muy hablado, pero hay otros temas que no lo están tanto o, por lo menos, a mi no me lo habían contado.  Yo voy y lo cuento, no se si es políticamente correcto hablar de estos temas, me da igual .  ¿Qué pasa con tu pareja cuando tienes un hijo?  Muchos creen que las parejas se unen mucho, pero en realidad desune mogollón.  Todo el cambio que supone tener un hijo desestabiliza la pareja, por eso quiero avisar.  Una vez llega el bebé, hay que seguir alimentando las brasas de la fogata, en la medida de lo posible, para que cuando la perlita tenga un año no se haya apagado el fuego y se acabe la historia sin comer perdices.   Cuantas parejas con hijos conocéis que parecen felices y son en realidad todo lo contrario, desconocidos con cero complicidad y cero conexión, cada uno con sus historias y ninguna en común.  Me niego rotundamente a tener una familia así.  Prefiero estar sola que con una momia al lado, pero claro, quien algo quiere, algo le cuesta,  Hay que currarse y mucho el after baby

Unos meses antes de que naciera mi bebé, una amiga me preguntó si pensaba darle el pecho o no.

– «Si, voy a intentarlo.  Me da un poco de miedo el tema de las grietas y tal, pero ya tengo Purelan por si acaso» le dije yo, toda resuelta.

– «Yo también me lo compré, pero no llegué a necesitarlo», me contestó ella.

– «¡Qué suerte!  Espero tener yo también esa suerte».

– «No es suerte Alba, son las pezoneras de plata«.

No lo había oído en mi vida, pezoneras de plata… ¿para qué?  La plata es antibacteriana y cicatrizante, por lo que previene y/o cura las grietas en los pezones.  Me faltó tiempo para hacerme con unas pezoneras de plata y completar mi lista de gadgets para mi futura maternidad.

Copas de lactancia de plata - SILVERETTE - AuparMargo

27

Ha pasado un mes desde la última vez que escribí, ¡qué desastre!  My apologies a todos mis lectores y puñadito de seguidores.  No puedo prometerlo, pero voy a intentar que esto no se repita.

Desde entonces, hace un mes, me han pasado un montón de cosas que os podría contar, pero como no cuento mi vida tal cual para no dar el tostón, me voy a ceñir a contaros la vida del 27, el autobús que va de Plaza Castilla a Emabajadores.  Igual que ya he expresado mi aversión al metro, con el autobus, me pasa todo lo contrario.  En cuanto puedo, pillo el bus y mi preferida, de entre todas las líneas que practico, es la número 27.  La experiencia puede ser rutinaria, pasar desapercibida o se puede convertir en una auténtica locura de sexo, drogas y rock ‘n roll de lo más enriquecedora e interesante.

A veces me encuentro con algún conocido:

– Hola, ¿qué tal?

– Buenos días, bien ¿y tú?

– Bien, gracias.

Punto y final, cada uno por su lado, que ir en bus es un tema muy personal y privado para mi.

Los pseudo yupies, bb en mano haciendo como que no paran de currar en el bule me hacen mucha gracia porque se exasperan cuando ven acercarse a las mamás que pelean con sus niños para que se terminen el Actimel del desayuno, al mismo tiempo que sujetan el mochilón con ruedas, la magdalena y pican el billete. Mi  Yupyman preferido, jovencito, con tirantes de vez en cuando, engominado y boqueras de pasta de dientes, suda horrorizado ante el sobe que sufre su traje y el riesgo de manchas grasientas y pringosas que se avecinan.  Es tímido y no se atreve a decir ni mu y justo, cuando esta escena ocurre, dos paradas después de que él suba, el bus va tan de bote en bote que ya no hay espacio para moverse.  Siempre le pasa lo mismo, ¡¡¡ ajajaajaajajaa!!!!

Los adolescentes me fascinan, me alucina la variedad de pavos que hay.  Están los gafapastas que comentan sobre átomos e iones, las nenas que mascan chicle desde que se levantan,  pintarrajeadas con disimulado descaro y mil vueltas en la falda del uniforme.  Los modernillos con auriculares fosforitos tamaño XL (menos mal que han vuelto, ya no hay que tragarse la música de los nenes a todo trapo), pantalones pitillo (ellos con el calzoncillo a la vista y ellas el tanga) y Vans contrastan con los más clásicos de ‘chinos y castellanos’ que apuntan maneras mirando de reojo los escaparates de Cortefiel, plagados de tebas. Los tortolitos con granos pajilleros que se morrean y se cuchichean al oido en cualquier esquina son la diana de todas las miradas de los anteriormente mencionados.  En realidad todos quieren morrearse, da igual el look que lleven, al colegio que vayan o lo empollones que sean, a esa edad lo que más mola es que ‘vayan a por ti’, ‘estar por alguien’ y jugar a ‘verdad, beso o atrevimiento’.  Para que todo eso sea más fácil, en cuanto pueden se reúnen, toman copas, fuman e incluso le pegan alguna caladita al peta que pulule y bailan.   Por muchas campañas que se hagan anti drogas, sexo y alcohol, los adolescentes siempre seguirán haciendo lo mismo.

Termino el safari urbano del 27 con Madame Poireau, una incondicional del 27 por las mañanas.  Una señora de unos cincuenta y pico años, soltera y con un alter ego que no para de  l’embêter.  Siempre va vestida de color verde caza, nunca se sienta y va enfrascada en conversaciones silenciosas con su otro yo.  No es que yo sea adivina, es que Madame Poireau no para de gesticular y hacer caritas.  Cuando se enfada zanja la conversación con un ‘guisantes, puerros y berenjenas’.  Al rato, la historia se repite, otra vez el palique insonoro con venga de guiños, muecas y ruiditos labiales para volver a terminar con ‘garbanzos, berzas y perejil’.  Me deja anonadada, a veces está leyendo y levanta la mirada del libro para soltar un ‘puerros, rábanos y calabacines’.  El tono verdulero de enfado, no falla.

Mandíbula desencajada

Con la mandíbula desencajada llegué e igual me fui.  Si, resulta que tengo un problema de ATM que fue el que me llevó a un fisio especializado en la mandíbula, que además es homeópata. El puro nervio que me caracteriza, unido al estrés y una alimentación que incluye marranadas tipo patatas fritas y donuts, todo lo que me pasa se reduce a cambiar de dieta y dejar que me masajeen el maxilar.  Tengo que dejar el azúcar me guste o no, dejar de tomar alimentos que provienen de la vaca y centrarme en comer verduras, frutas y pescado.  C’est tout.  Entre la ferula de boxeador para dormir, los masajes maxilofaciales y mi nueva dieta, voy a tener la mandíbula de un rottweiler… ¡ojo con enfadarme entonces!

No se que pasará cuando tenga mordida canina y sea capaz de arrancarle el brazo de un mordisco al caco que ose robarme el bolso.  Que asco da pasear por un parque o jardín cuando hay cacas de perro.  Tienes que andar mirando al suelo para no pisar una ‘mina’ y el paseo se convierte en una misión.  Lo mismo cuando vas por la calle.  Ahora ha mejorado mucho la cosa, somos un poco más cívicos, pero anda que no queda…

«No te preocupes, pisar una caca de perro trae buena suerte…»  ¿Quién y cuando se inventó eso?  Es una soberana mentira que convierte el repugnante hecho de pisar una mierda (incluso hay veces, que tienes que tirar los zapatos) en una alegría. «…  Anda qué bien, ¡hoy he pisado una mierda!, seguro que me toca la lotería – y no juegas -«.  Me estoy acordando de un día, no hace tanto, que iba caminando por la calle y pisé una caca de perro tan gigante y tan pastosa que me resbalé y ¡¡¡caí al suelo encima!!!!  ¿Tú sabes la cara que se te queda y cómo te mira la gente?  Yo, para empezar, me hice daño en el coxis, luego casi me vomito encima del ascazo que me dio el pestazo a mierda que invadió mi pituitaria y luego, me entraron ganas de llorar de ver las caras de la gente en corrillo que me miraba; unos con compasión, otros con preocupación  y otros petados de la risa.  Después del apestoso y vergonzoso patinazo, tuve que volver al coche (mi cita quedó anulada, of course), quitarme la ropa e ir a casa conduciendo en bragas y descalza, como para que, encima, me hubiera parado la poli…

Cuando pasees al perro por la calle, recoge la caca, por favor.  No cuesta nada.  Es como cuando se le escapa en casa, lo recoges, ¿verdad?  No sé, yo ahora, desde que me pasó lo que os acabo de contar, me he vuelto un poco obsesa con el tema y cuando veo a alguien que no recoge la caca, le amenazo con llamar a la policía y le hago una foto con el móvil.  La gente flipa, pero te aseguro que con tal de que no les multen – y sobre todo por temor a que te pongas a gritar o montar un número, porque te ven capaz -, he visto coger la caca con un guante, por no hacerlo con la mano.

 Peor fue lo mío, así que no quiero oir ni una sola queja.