Mandíbula desencajada

Con la mandíbula desencajada llegué e igual me fui.  Si, resulta que tengo un problema de ATM que fue el que me llevó a un fisio especializado en la mandíbula, que además es homeópata. El puro nervio que me caracteriza, unido al estrés y una alimentación que incluye marranadas tipo patatas fritas y donuts, todo lo que me pasa se reduce a cambiar de dieta y dejar que me masajeen el maxilar.  Tengo que dejar el azúcar me guste o no, dejar de tomar alimentos que provienen de la vaca y centrarme en comer verduras, frutas y pescado.  C’est tout.  Entre la ferula de boxeador para dormir, los masajes maxilofaciales y mi nueva dieta, voy a tener la mandíbula de un rottweiler… ¡ojo con enfadarme entonces!

No se que pasará cuando tenga mordida canina y sea capaz de arrancarle el brazo de un mordisco al caco que ose robarme el bolso.  Que asco da pasear por un parque o jardín cuando hay cacas de perro.  Tienes que andar mirando al suelo para no pisar una ‘mina’ y el paseo se convierte en una misión.  Lo mismo cuando vas por la calle.  Ahora ha mejorado mucho la cosa, somos un poco más cívicos, pero anda que no queda…

«No te preocupes, pisar una caca de perro trae buena suerte…»  ¿Quién y cuando se inventó eso?  Es una soberana mentira que convierte el repugnante hecho de pisar una mierda (incluso hay veces, que tienes que tirar los zapatos) en una alegría. «…  Anda qué bien, ¡hoy he pisado una mierda!, seguro que me toca la lotería – y no juegas -«.  Me estoy acordando de un día, no hace tanto, que iba caminando por la calle y pisé una caca de perro tan gigante y tan pastosa que me resbalé y ¡¡¡caí al suelo encima!!!!  ¿Tú sabes la cara que se te queda y cómo te mira la gente?  Yo, para empezar, me hice daño en el coxis, luego casi me vomito encima del ascazo que me dio el pestazo a mierda que invadió mi pituitaria y luego, me entraron ganas de llorar de ver las caras de la gente en corrillo que me miraba; unos con compasión, otros con preocupación  y otros petados de la risa.  Después del apestoso y vergonzoso patinazo, tuve que volver al coche (mi cita quedó anulada, of course), quitarme la ropa e ir a casa conduciendo en bragas y descalza, como para que, encima, me hubiera parado la poli…

Cuando pasees al perro por la calle, recoge la caca, por favor.  No cuesta nada.  Es como cuando se le escapa en casa, lo recoges, ¿verdad?  No sé, yo ahora, desde que me pasó lo que os acabo de contar, me he vuelto un poco obsesa con el tema y cuando veo a alguien que no recoge la caca, le amenazo con llamar a la policía y le hago una foto con el móvil.  La gente flipa, pero te aseguro que con tal de que no les multen – y sobre todo por temor a que te pongas a gritar o montar un número, porque te ven capaz -, he visto coger la caca con un guante, por no hacerlo con la mano.

 Peor fue lo mío, así que no quiero oir ni una sola queja.